
Expo “Aromas y Sabores de la Patagonia”
28 octubre, 2013
En Gallery Art Coffe, presentaron las nuevas variedades de Flor del Prado. El emprendimiento, ahora con productos de alta gama, reflota una antigua marca de vinos que elaboraba la cooperativa de Viñateros Unidos de Cipolletti.
Neuquén
En Gallery Art Coffe, del tradicional Hotel Royal, el martes 10, Luciano Fernández y María Marta Martínez presentaron una cata guiada de Pinot Noir, Malbec y Malbec Rosé, vinos de alta gama de la marca Flor del Prado, de la bodega del mismo nombre, propiedad familiar de Luciano.
Los enólogos a cargo de este proceso fueron Sergio Pomar, de la bodega NQN, y Federico Moreira, de la bodega Familia Schroeder. “Renace un vino inspirado en nuestra historia” es el eslogan de la marca y, por cierto, un enorme orgullo de estos dos jóvenes emprendedores.
Flor del Prado es una pequeña bodega familiar en proyecto, orientada a la elaboración de vinos de alta gama desde el corazón del Alto Valle rionegrino. Es la única ubicada en la confluencia de los ríos Limay y Neuquén.
En 2013, luego de años de esfuerzo y trabajo, pusieron en marcha las instalaciones y lanzaron la primera línea de vinos homónima. Esta incluye las variedades de Pinot Noir y una delicada selección de Chardonnay, Sauvignon Blanc y Malbec Rosé, Rosé de la Reina, un homenaje a María Marta.
Compartieron esta presentación los chef Carlos Puricelli, de Le Sud, y Pancho Fernández, de Zure, quienes ofrecieron dos especialidades durante la degustación de los vinos.
HISTORIA
Flor del Prado nació en la Cooperativa de Viñateros Unidos de la Ciudad de Cipolletti hace 70 años. Era el tradicional vino de mesa que, en damajuana, en botella y hasta en caja, acompañaba celebraciones, asados familiares y reuniones. Luego de unos años, la bodega cerró y sus instalaciones quedaron en desuso.
Décadas después, Luciano Fernández, nieto e hijo de chacareros y viñateros de Río Negro, comenzó a proyectar un emprendimiento vitivinícola en su terruño familiar, ubicado en un lugar privilegiado: a metros de la confluencia del río Limay con el río Neuquén.
Cinco años más tarde, el trabajo dio sus frutos, Luciano elaboró su primer vino estrenando la cosecha Pinot Noir y decidió llamarlo Flor del Prado en homenaje a su abuelo Félix Antonio Amoruso, miembro de la Cooperativa de Viñateros Unidos de la Ciudad de Cipolletti desde sus inicios.
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