NOSOTROS
Flor del Prado nació en la Cooperativa de Viñateros Unidos de la Ciudad de Cipolletti hace 70 años.
Era el tradicional vino de mesa que, en damajuana, en botella y hasta en caja, acompañaba celebraciones, asados familiares y reuniones. «Flor del Prado, flor de vino ¡Sí señor!» era su jingle, con una melodía que todavía recuerdan hasta los menos memoriosos. Luego de unos años, la bodega cerró y sus instalaciones quedaron en desuso.
Décadas después, Luciano Fernández, nieto e hijo de chacareros y viñateros de Río Negro, comenzó a proyectar un emprendimiento vitivinícola en su terruño familiar ubicado en un lugar privilegiado: a metros de la confluencia del río Limay con el río Neuquén. Cinco años más tarde, el trabajo dio sus frutos, Luciano elaboró su primer vino estrenando la cosecha Pinot Noir y decidió llamarlo Flor del Prado en homenaje a su abuelo Félix Antonio Amoruso, miembro de la Cooperativa de Viñateros Unidos de la Ciudad de Cipolletti desde sus inicios.
De esta forma, Flor del Prado renace entre peras, manzanas, almendros, higos y ciruelas. Aflora desde la confluencia de dos ríos, desde la riqueza de su suelo fértil. Cuenta la historia de la pasión por la tierra de los antiguos elaboradores de vino y lleva en cada una de sus cepas el secreto del buen gusto eterno. Así son nuestros vinos, así somos nosotros.



Flor del Prado es una pequeña bodega familiar en proyecto, orientada a la elaboración de vinos de alta gama desde el corazón del Alto Valle rionegrino.
Es la única ubicada en la confluencia de los ríos Limay y Neuquén, aprovechando las bondades del suelo del valleEn el año 2013, luego de años de esfuerzo y trabajo, comenzamos a desarrollar nuestras instalaciones y lanzamos la primera línea de vinos homónima. Ésta incluye las variedades de Pinot Noir y una delicada selección de Chardonnay, Sauvignon Blanc y Malbec Rosé
En 2017 comenzamos la remodelación de un antiguo galpón de nuestra chacra, para convertirlo en nuestra sala de elaboración. Allí, junto a nuestro enólogo llevamos adelante los principales procesos de producción del vino en barricas.
A pocos metros de nuestra sala de elaboración, está ubicado “El Rancho”, una antigua casa de chacra en la que funciona nuestra administración, y donde además realizamos degustaciones, asados y recibimos a nuestras visitas.



UBICACIÓN GEOGRÁFICA
Chacra El Puente. Ciudad de Cipolletti. Acceso por Ruta Nacional N°22, Km 1215 – Calle 225. Patagonia Norte. Argentina.
Somos un equipo de trabajo integrado por personas experimentadas en el tratamiento de la tierra, la vid y la elaboración del vino.
La conjunción de los saberes de cada uno hace que nuestro vino transmita la filosofía de calidad heredada de nuestros abuelos, en armonía con la tecnología del presente.
Luciano Fernández – Productor agropecuario
Nacido y criado en este Valle, Luciano es el alma detrás de Flor del Prado. Conoce cada rincón de esta tierra porque la camina desde siempre, porque la vive desde que nació. Es quien sueña en grande y trabaja con las manos, el propone e impulsa, el que insiste, el que no baja los brazos.
Junto al equipo de la chacra, el hace que todo suceda: plantar con optimismo, podar con cuidado, mirar el cielo con ansiedad cuando se acercan las tormentas y agradecer cada cosecha como un milagro.
Para Luciano, cada vendimia es una historia de amor con la tierra. Y así, con esa pasión que no se apaga, sigue apostando año tras año a este sueño que crece en cada racimo, en cada nueva botella etiquetada.
María Marta Martínez – Lic. en Ciencias de la Comunicación
Ella se ocupa de que nuestra historia esté bien contada. Es quien observa con sensibilidad, quien investiga, quien se inspira en los más mínimos detalles para comunicar nuestro espíritu y nuestra esencia patagónica.
Encuentra belleza en lo más simple: en cada brote que prospera, en las manos ásperas de quien poda, en la flor que nos representa. Porque conoce este terruño desde sus comienzos. Porque también lo vio nacer.
Con la mirada llena de ternura, le da voz a nuestra historia, a ese vínculo profundo que nos arraiga a estas tierras y a este sueño que nos habita, y que día a día se vuelve realidad.
Con trayectoria, redescubriendo el mundo una vid a la vez, somos una empresa familiar inspirada por la sabiduría de los antiguos viñateros patagónicos. Más que un proceso de producción, consideramos al vino, un arte.
Enlazamos tradición con tecnología para elaborar vinos de alta gama, un reflejo exquisito de una tierra única. Así, renace un vino inspirado en nuestra historia, y nace una nueva historia inspirada en nuestro vino; como renacen año tras año las flores que embellecen nuestros prados.
Nuestra flor es la de la de la achicoria. Con el verano, florecen millares de pinceladas violetas por todos lados: en las espalderas de los frutales, al borde de las acequias, entre las higueras y los almendros. Ellas llegan para realzar el verde de la alfalfa y atraer la atención de los curiosos que preguntan: «¿Y esa flor cómo se llama?»
